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Doug

8/1/2013

Tengo 62 años y trabajo en hospitales desde 1975, así que estaba acostumbrada a estar al margen del dolor y la angustia de la gente. No tenía síntomas, pero me operaron del estómago el 2 de agosto de 2017. Empecé a sufrir mucho dolor en los hombros, y el cirujano decidió que me haría una RM de la cabeza y el cuello para ver si había alguna razón para el dolor. No encontró nada, pero el radiólogo encontró "un quiste". Programaron una cita con un neurocirujano al que acudí un par de semanas después. El cirujano empezó a explicarme una serie bastante elaborada de diagnósticos y métodos de extirpación, que yo asimilé como datos no emocionales... hasta el momento en que se levantó, ladeó la cabeza y dijo: "Lo siento mucho". De repente, me di cuenta de que esto era real, sobre mí, y no tan bueno.

Mi cordoma sigue completamente contenido dentro del clivus en este momento, pero el radiólogo dijo que el borde estaba erosionado. Así que, después de mucha investigación, vídeos de YouTube, testimonios, una segunda opinión de la OHSU de Portland, y de investigar sobre la terapia de protones... mi mujer y yo decidimos que esperaríamos tres meses y nos haríamos una serie de resonancias magnéticas de seguimiento, ¡con la esperanza de que el estado actual pueda haber sido así durante 20 años o más! Siendo esa la posibilidad, estamos esperando simplemente supervisar su tamaño teniendo MRIs cada seis meses, o posiblemente teniendo terapia de protones (si nuestro seguro pagará) para encogerlo. Si las cosas salen de otra manera, es posible que necesitemos la cirugía (no soy un fan). Mi encantadora esposa me necesita cerca para que podamos trabajar juntos para el Señor en nuestra jubilación. Esperamos hacer muchos viajes misioneros para ayudar a la gente. Así que quiero hacer lo mejor para nosotros. Gracias a los que comparten sus historias. No es aquí donde quiero estar, ¡pero creo que Dios quiere darme un buen desafío! ¡Espero poder hacerlo bien!

Cuéntenos su historia poco común

Contar la historia de su cordoma con sus propias palabras puede ayudar a otras personas de nuestra comunidad a sentirse más conectadas y preparadas para enfrentarse a lo que les pueda deparar el futuro. Le invitamos a compartir sus experiencias y puntos de vista con otras personas, que pueden beneficiarse de saber que no están solas.

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