Dr. David Drewry. Fotografía de Jeyhoun Allebaugh/UNC-Chapel Hill
El descubrimiento de fármacos que ataquen la braquiuria, el talón de Aquiles del cordoma, representa probablemente el camino más prometedor hacia tratamientos altamente eficaces para esta enfermedad, y posiblemente podría ayudar en el tratamiento de otros cánceres en los que la braquiuria desempeña un papel.
La pieza clave, y lo que faltaba hasta ahora, son compuestos químicos que puedan unirse fuerte y específicamente a la proteína braquiuria, sirviendo así de punto de partida para diseñar fármacos que interrumpan la función de la braquiuria o desencadenen su destrucción.
Ahora, en un salto adelante, los becarios de nuestra Iniciativa para el Descubrimiento de Fármacos contra la Braquiuria han logrado algo que antes se consideraba improbable: han desarrollado numerosos compuestos químicos capaces de unirse sólidamente a la braquiuria.
Anteriormente, con financiación piloto de la Fundación del Cordoma y la Fundación Mark para la Investigación del Cáncer, científicos de la Universidad de Carolina del Norte, la Universidad de Oxford y el Instituto de Investigación del Cáncer identificaron varios puntos de la proteína braquiuria en los que los compuestos podían unirse débilmente, lo que proporcionó un punto de apoyo para crear ligantes más potentes.
Sobre la base de este avance inicial, hace dos años, en colaboración con la Fundación Mark y la Fundación Marcus, invertimos en un esfuerzo a escala industrial para optimizar estos resultados iniciales y convertirlos en compuestos capaces de eliminar realmente la braquiuria en las células.
Desde entonces, los investigadores han diseñado y producido unos 3.500 compuestos nuevos -un número enorme para los estándares académicos- y han comprobado su capacidad para unirse a la braquiuria. Sorprendentemente, algunos de estos nuevos compuestos se unen a la braquiuria con una potencia 100 veces superior a la de cualquier otro compuesto conocido al inicio del proyecto.
Este extraordinario avance contribuye en gran medida a eliminar una de las mayores fuentes de incertidumbre y riesgo en la búsqueda de fármacos contra la braquiuria: ahora hay pocas razones para creer que la braquiuria es "inmedicable", como se suponía hasta hace poco.
A partir de aquí, el objetivo es seguir mejorando estos compuestos hasta alcanzar un punto de inflexión crítico en el que puedan eliminar de forma fiable la braquiuria en células y modelos animales; en la jerga del desarrollo de fármacos, los compuestos que se encuentran en ese punto se conocen como "sondas". Una vez disponibles, estas sondas servirán como plantillas avanzadas a partir de las cuales diseñar fármacos para eventuales ensayos clínicos y permitir a los investigadores estudiar y validar la braquiuria como diana en otros tipos de cáncer, como los de mama, pulmón, colon y próstata.
Normalmente, los datos que sustentan un avance como éste se guardan cuidadosamente con la intención de mantener una gran ventaja sobre los posibles competidores. Pero este proyecto sigue el manual de código abierto del Consorcio de Genómica Estructural, por lo que todas las estructuras químicas ya se han compartido públicamente. Como resultado, cualquier investigador o empresa que se aventure a descubrir fármacos para la braquiuria tendrá una gran ventaja y podrá evitar el tiempo, el riesgo de fracasar y el gasto duplicado que supone repetir esta fase del proyecto. Al salvar el "valle de la muerte" en el desarrollo de fármacos -el arriesgado intervalo entre la fase inicial del descubrimiento y el momento en que los incentivos del mercado pueden impulsar nuevas inversiones-, este proyecto está haciendo mucho más factible para otros equipos la ardua labor del descubrimiento de fármacos con braquiuria. Y, a medida que nuestros becarios continúen trabajando en el desarrollo de sondas de braquiuria, se publicarán datos adicionales para que cualquiera pueda utilizarlos en cualquier momento.
Este proyecto no sólo está sirviendo para reducir el riesgo del descubrimiento de fármacos contra la braquiuria, sino que también está sentando un precedente para el desarrollo de fármacos contra otras dianas difíciles en el futuro. Estamos muy agradecidos a la Fundación Mark para la Investigación del Cáncer, a la Fundación Marcus y a todos los que han contribuido a este proyecto por ayudarnos con valentía a abordar un problema que la mayoría de los demás consideraba imposible. Gracias a las inversiones catalizadoras que hemos realizado juntos, el camino para llevar los fármacos contra la braquiuria a los pacientes es cada vez más claro. Con un esfuerzo continuado, estamos impacientes por ver cómo este proyecto cruza la línea de meta y las consiguientes inversiones que atraerán las sondas resultantes.
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