Mensaje para los pacientes
Los investigadores han identificado dos subtipos moleculares de cordoma asociados a pronósticos diferentes. También han descubierto que los subtipos pueden detectarse a través de muestras de sangre, lo que sugiere que algún día el diagnóstico y el pronóstico del cordoma podrían determinarse sin biopsia ni cirugía. Se están llevando a cabo más trabajos para confirmar y ampliar estos hallazgos antes de que puedan utilizarse para guiar el tratamiento en la clínica. Si a usted o a un ser querido le han diagnosticado un cordoma y tiene preguntas sobre lo que pueden significar para usted los resultados de investigaciones recientes como éstas, nuestros asesores de pacientes pueden ayudarle.
Los pacientes con cordoma que reciben tratamientos estándar como radiación y cirugía experimentan una amplia gama de resultados; algunos encuentran recidiva (o metástasis) con relativa rapidez, mientras que otros viven décadas libres de esta enfermedad. Los científicos trabajan para comprender mejor los factores biológicos que contribuyen a estos resultados tan variados, con el fin de sustituir el tratamiento único por estrategias más personalizadas.
Un equipo de investigación de la Universidad de Toronto acaba de realizar avances significativos hacia este objetivo. Con el apoyo de la Fundación del Cordoma y la Sociedad Canadiense del Cáncer, el doctor Gelareh Zadeh, junto con el estudiante de posgrado Jeffrey Zuccato, yotros colegas, utilizaron técnicas de vanguardia para estudiar sistemáticamente el paisaje epigenético de una gran cohorte de muestras de tumores de cordoma. (La epigenética se refiere a diversas modificaciones del ADN que afectan a los genes que se activan y desactivan. Ciertos cambios epigenéticos pueden provocar el desarrollo de cáncer o influir en el comportamiento de las células cancerosas).
El análisis descubrió dos firmas epigenéticas distintas en los cordomas, que corresponden a una biología subyacente diferente y a un pronóstico distinto de los pacientes: un subtipo "inmuno-infiltrado", marcado por una abundancia de células inmunitarias como neutrófilos y linfocitos B, y un subtipo "celular", caracterizado por una celularidad tumoral relativamente alta (la cantidad de células tumorales dentro de un tumor). La mediana de supervivencia fue de 6 años en el subtipo inmunológico infiltrado, frente a unos 17 años en el subtipo celular.
En algunos casos, los investigadores tuvieron acceso a muestras de sangre correspondientes a cada tumor. Utilizando algoritmos de aprendizaje automático, fueron capaces de distinguir entre los dos subtipos en el plasma de estas muestras de sangre. Esto representa un posible paso hacia el diagnóstico no invasivo del cordoma y la capacidad de determinar su pronóstico.
Con el tiempo, los hallazgos podrían ayudar a señalar estrategias terapéuticas para pacientes cuyos tumores tienen una firma que sugiere una enfermedad más agresiva, y podrían conducir a enfoques de tratamiento personalizados. Por ejemplo, si se pudiera confirmar que un paciente tiene un subtipo de cordoma más agresivo, su cirujano podría llevar a cabo una resección tumoral más extensa; por el contrario, un paciente con mejor pronóstico podría evitar el "sobretratamiento" y los efectos secundarios innecesarios.
Los resultados se publicaron en Neuro-Oncology. Estamos muy agradecidos por nuestra colaboración con la Sociedad Canadiense contra el Cáncer, que ha hecho posible este trabajo, y por los esfuerzos dedicados a la recaudación de fondos y la generosidad de los miembros canadienses de nuestro Consejo de Administración, Steven Golick y Ed Les.
Próximos pasos
Antes de que estos nuevos hallazgos puedan trasladarse a la atención al paciente, deberán confirmarse en un mayor número de muestras de pacientes y en otros laboratorios; otros dos equipos apoyados por la Fundación ya están preparados para hacerlo. Además, publicaciones recientes de otros grupos ofrecen avances complementarios hacia la detección no invasiva del cordoma y la identificación de biomarcadores que podrían guiar las estrategias de tratamiento. Juntos, estos proyectos representan un enfoque coordinado para informar sobre una atención mejor y más personalizada a los pacientes con cordoma.
Entretanto, el Dr. Zadeh ha forjado recientemente una alianza con otro investigador de la Universidad de Toronto, el Dr. Thomas Kislinger, uno de los mayores expertos mundiales en proteómica del cáncer (el estudio de las proteínas presentes en las células y su funcionamiento). Trabajando juntos para superponer datos epigenómicos y proteómicos, esperan descubrir otros subtipos de cordoma más granulares. También pretenden descubrir proteínas en la superficie de las células del cordoma que puedan servir de diana para nuevos tratamientos, como terapias sistémicas dirigidas selectivamente a las células tumorales y diversos tipos de inmunoterapia. En última instancia, su objetivo es que estas nuevas modalidades de tratamiento, que están demostrando ser muy eficaces contra muchos otros tipos de cáncer, puedan ayudar también a los pacientes con cordoma.
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