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Carey McCarta

7/18/2024

A mi padre, Carey, le diagnosticaron cordoma en 2009.

Pensaba que tenía artritis, pero desarrolló un tumor que podía verse bajo la piel. Tras el diagnóstico, le operaron y estuvo hospitalizado 22 días. Su cirujano nos aseguró que era de crecimiento lento y que no tendría que preocuparse de que volviera a aparecer en su vida (ya que tenía más de 60 años).

Reapareció unos años más tarde y nunca desapareció del todo. Se volvió muy agresivo. Probó la radioterapia. Cuando se extendió, tomó pastillas de quimioterapia. Las pastillas le ayudaron en la parte superior del cuerpo, donde se extendió el cáncer, pero la zona original (la zona inferior de la columna vertebral y el sacro) no respondió, por lo que el médico se la extirpó quirúrgicamente. Tuvo al menos seis operaciones y tomó pastillas durante años. Tuvo una larga lucha, más de una década, hasta que falleció en 2022. Ahora descansa eternamente.

Su cirujano de cáncer era un hombre maravilloso. Papá tenía una gran relación con él y confiaba en lo que consideraba mejor. Nunca dejó de luchar. Estaba deseando "visitar" a su médico en cada cita.

Es importante saber que el cordoma no siempre sigue las reglas. La Chordoma Foundation nos ha ayudado mostrándonos que no estábamos solos.

- Teresa McCarta, hija de Carey

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