En 2010, cuando tenía 22 años, desarrollé la incapacidad de sentarme durante largos períodos de tiempo con dolor en la parte inferior del cuerpo. Me convencí de que se trataba de una antigua lesión deportiva y que desaparecería.
Un año más tarde, el dolor aumentó de una o dos veces por semana a diario. Finalmente, busqué a un médico que estaba dispuesto a extirparme el coxis después de ver una RM y notar cierta inflamación localizada. Al extirparme el coxis, encontró una masa debajo y la envió a la Clínica Mayo para que le hicieran una biopsia. Un mes más tarde, me llamaron y me dijeron que el resultado era positivo como cordoma y que ya me habían concertado una cita inmediata con un especialista de mi zona.
Después de esa cita, no me sentía muy segura, ya que en la consulta sólo habían visto cordomas una vez. Me tomé los días siguientes para investigar y me di cuenta de que estaba al otro lado del río de uno de los hospitales más prestigiosos, conocido por salvar vidas. Rápidamente concerté una cita en el Memorial Sloan Kettering con el Dr. Boland y su equipo. Me dijeron que tendría que dejar muchas cosas en suspenso mientras tanto, pero mi objetivo era que el proceso fuera lo mejor posible, ya que se acercaba mi momento de ser contratado como bombero tras varios años de espera. El 12 de marzo de 2012 me operaron para extirparme el sacro y cualquier resto del cordoma.
En 2024 se cumplen 12 años de mi operación y nueve de mi carrera como bombero. Nadie pensó que habría avanzado hacia mis sueños tan rápido como lo hice. Mi propia experiencia con la superación de ese obstáculo es una de las razones por las que no acepto un trabajo o un esfuerzo inferiores por parte de los que me rodean.
Me ayudó mucho en mi viaje sentir mucha confianza en el Dr. Boland y en todo su equipo. Nunca mostraron un signo de duda de que tendrían éxito y que un día volvería a ser la de siempre.
Lo más importante que aprendí con mi experiencia es que nadie es invencible. Pensaba que nunca me pasaría algo así. Tampoco fui nunca el tipo de persona que buscaba ayuda en los demás porque pensaba que mostraría debilidad, aunque en el fondo sabía que necesitaba orientación. Este viaje me mostró cómo abrirme, ver otros puntos de vista y experimentar las cosas bajo una nueva luz. Aunque creas que estás solo, nunca estás solo en el camino hacia la recuperación.
La Chordoma Foundation tenía información y recursos muy valiosos en su sitio web, incluso cuando me diagnosticaron la enfermedad. Cada año obtienen más y más información para compartir con los demás, ya sean nuevos pacientes, pacientes antiguos o incluso familiares de supervivientes.