En 2012, a Jasmijn le diagnosticaron un tumor poco común llamado cordoma. "Cuando me lo diagnosticaron, pensé que iba a morir. Mi mundo se vino abajo por un momento", dice. Ahora recuerda su tratamiento y recuperación. "Fue duro, muy duro".
El cordoma es un tumor maligno poco común que se diagnostica a unos 15 holandeses al año. En todo el mundo hay alrededor de un millón de adultos con cordoma. El tumor se origina a lo largo de la columna vertebral y puede aparecer en varias localizaciones entre el cráneo y el cóccix.
Para Jasmijn, todo empezó con síntomas en el cuello. "Al principio, mi médico de cabecera pensó que era estrés", recuerda. Los síntomas fueron empeorando. "En un momento dado, se me cayó el lado derecho de la lengua y sólo podía hablar con doble lengua. El médico de cabecera no se fiaba y me derivaron al Centro Médico Universitario de Leiden (LUMC).
De repente, eres una enferma de cáncer
No mucho después, estaba en el escáner CT. Por desgracia, los resultados del escáner no fueron positivos: le detectaron un cordoma en la cabeza. "Tenía 22 años, estaba en la flor de la vida y aún estaba en la universidad. En un momento tienes grandes planes para el futuro, y poco después eres de repente una enferma de cáncer con todo un proceso de tratamiento por delante. Fue todo un shock".
Recuerda el momento en que le diagnosticaron la enfermedad. Me dijeron: 'Tienes algo en la cabeza y no tiene buena pinta'. No tenía ni idea de lo que significaba; nunca había oído hablar de un cordoma. El médico me lo explicó, pero eso era todo lo que sabía. Antes de empezar el tratamiento, desconocía por completo el mundo del cáncer. Ni siquiera conocía la diferencia entre quimioterapia y radioterapia, y mucho menos un tipo de cáncer poco común.
Mucha incertidumbre y poca información
La noticia no sólo fue difícil de asimilar para ella. "También fue difícil para mis amigos y mi familia, especialmente mis padres. También había una sensación de incertidumbre constante. Después de todo, en 2012 había muy poca información disponible sobre el cordoma y sus opciones de tratamiento."
"La información era tan general que no podía hacer nada con ella", continúa Jasmijn. "Por lo que leí, podía acabar conmigo en un año, pero también era posible una curación completa. Con tantos tipos de información, es difícil hacerse una idea clara. Afortunadamente, ahora se dispone de más información sobre los cordomas. Como resultado, las probabilidades de una buena recuperación son bastante altas: el 70 por ciento.
Tratamiento en el LUMC
Ese mismo año, Jasmijn se sometió a dos intervenciones quirúrgicas en el LUMC. También se sometió a radioterapia en 2013 en Heidelberg (Alemania). "Durante todo el periodo de tratamiento, estuve en una especie de modo de supervivencia, yendo paso a paso. Pensé: 'Lo tengo y por eso también voy a seguir el curso del tratamiento por completo'. Eso me daba cierta tranquilidad. También intenté irradiar esa positividad a amigos y familiares".
Se recuperan juntos
Afortunadamente, los tratamientos funcionaron y Jasmijn está ahora totalmente recuperada. Consiguió terminar sus estudios y ahora trabaja para el ayuntamiento. Según ella, el proceso de recuperación podría necesitar más atención. "Después de la radioterapia, caí literalmente en un agujero negro. Estaba deseando seguir con mi vida, pero tenía mucha menos energía que antes. Además, el primer año después del tratamiento fue superemocionante, porque en alguna parte todavía tienes miedo de que el tumor pueda volver a aparecer. Nada era igual que antes, lo que me costó mucho aceptar". Jasmijn sigue teniendo problemas. Por ejemplo, sufre daños tardíos por la radiación. Su hipófisis está dañada y también tiene problemas de audición y habla. "Afortunadamente, tengo médicos muy amables y comprensivos a mi alrededor, que siempre me toman muy en serio y piensan conmigo cuál es el tratamiento adecuado. Pero por desgracia no pueden solucionarlo todo. Así que también tendré que aprender a vivir con ciertos inconvenientes".
Lo que ayudó a Jasmijn fue hablar con otros enfermos. "A través de un centro de acogida de Nieuw Vennep, acabé poniéndome en contacto con otras jóvenes que habían pasado por algo parecido a mí. Eso me hizo mucho bien. La gente que ha pasado por lo mismo entiende por lo que estás pasando. Así puedes curarte un poco juntas. También empecé un blog para que otras personas en mi situación pudieran aprender de ello. Recibí muchos comentarios de otros pacientes que pudieron sacar fuerzas de mi historia. Me alegro de haber podido contribuir al proceso que estaban viviendo de esa manera.