La historia de Richard
Encontrar un equipo médico con gran experiencia en esta enfermedad marcó la diferencia.
No estás solo
Encuentre sabiduría, esperanza y conexión en las historias de otras personas que se han enfrentado al cordoma.
Nuestra serie Historias poco comunes es una oportunidad para que los pacientes con cordoma y sus cuidadores compartan lo que han aprendido durante su experiencia con el cordoma y le ayuden a comprender lo que puede esperar a lo largo de la suya.
La sabiduría colectiva de todos los afectados por el cordoma está facilitando el camino a los que vendrán después, y estamos agradecidos a todos los que han compartido aquí sus historias con generosidad y valentía.
Encontrar un equipo médico con gran experiencia en esta enfermedad marcó la diferencia.
Hoy en día, Joan se siente victoriosa al recordar su experiencia con el cordoma.
Adaptarse al cambio de ritmo provocado por el cordoma llevó a Shari a aprender a pedir ayuda.
Steve encontró la fuerza en la retribución a la comunidad del cordoma como voluntario y donante.
El cordoma es aún más poco común en los adultos jóvenes que en los mayores, y este grupo de edad se enfrenta a retos únicos cuando recibe un diagnóstico de cáncer.
Esperamos que encuentre camaradería en estas historias y le animamos a unirse a nuestro próximo grupo de apoyo virtual para adultos jóvenes.
Jessica encontró el apoyo de otros jóvenes adultos que la ayudaron a superar las complejidades de una recidiva (o recurrencia).
Melissa dice que fue surrealista que le diagnosticaran un cáncer del que su médico nunca había oído hablar.
Apoyarse en los amigos, la familia y la terapia ha ayudado a Carlie a afrontar los retos físicos y mentales del cordoma.
El diagnóstico de cordoma de Kaitlin la encaminó hacia una carrera que se sentía destinada a seguir.
Gracias a los avances en la investigación, las mejoras en los cuidados y el acceso a más opciones de tratamiento, hay más personas que nunca que viven con cordoma durante muchos años; en algunos casos, varias décadas.
Estas perspectivas de supervivientes de larga duración aportan mucha esperanza y sabiduría.
Cuando le diagnosticaron la enfermedad en 1983, los médicos le dijeron que quizá viviría un año más. Cuatro décadas después, Jonathan comparte su historia.
Lindsay, diagnosticada en 2003, tiene mucha sabiduría que compartir con otros supervivientes en este "camino lleno de baches".
"Somos más que nuestro cáncer", afirma Adriane, a quien diagnosticaron cordoma en 2007.
Diagnosticado en 2012, Steven ahora retribuye a la comunidad del cordoma de diversas maneras.
Contar la historia de su cordoma con sus propias palabras puede ayudar a otras personas de nuestra comunidad a sentirse más conectadas y preparadas para enfrentarse a lo que les pueda deparar el futuro. Le invitamos a compartir sus experiencias y puntos de vista con otras personas, que pueden beneficiarse de saber que no están solas.