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José Enrique

2/4/2022

José Enrique sabe cómo mirar a los ojos a un desafío: El exfutbolista de la Premier League se enfrentó a innumerables adversarios sobre el terreno de juego y luchó contra una persistente lesión de rodilla que acabó provocando su retirada como jugador en 2017. Por desgracia, otro adversario le esperaba justo fuera del campo: el cordoma.

"Había empezado mi nueva carrera como agente, y viajaba de España a Londres para una reunión importante", recuerda José. "Esa noche, las luces del restaurante parecían demasiado brillantes y la televisión del bar se veía borrosa. Más tarde, en la habitación del hotel, sufrió un fuerte dolor de cabeza que los analgésicos no pudieron contrarrestar; a la mañana siguiente, veía doble. "Mi mujer, Amy, ya estaba de camino para reunirse conmigo, porque teníamos planes para llevar a nuestro sobrino a Disneyland París", dice. "En lugar de eso, me llevó al hospital".

En el primer hospital, los médicos de José pensaron que podría tener una arteria obstruida en el cerebro. Lo enviaron a un segundo hospital, donde le hicieron dolorosas pruebas antes de derivarlo finalmente a un neurocirujano. "El médico me dijo: 'Sabemos lo que es esto. No quiero asustarle, pero tiene un tumor en la cabeza: una enfermedad entre un millón llamada cordoma'", recuerda José. "Amy y yo nos quedamos de piedra. Apenas pude oír el resto de la explicación. Estaba en estado de shock".

Amy y él dieron un paseo para asimilar la noticia. "Una vez que tuve algo de tiempo para aclarar mi mente, supe que la cirugía para extirpar mi tumor era la solución correcta, y me sentí preparado para afrontarla", dice. "Le dije a Amy: 'vamos a por ello'".

Afortunadamente, la experiencia de José con su lesión de rodilla le hizo comprender de primera mano la importancia de buscar una segunda opinión, un paso crucial para quienes se enfrentan a un diagnóstico de cordoma. Esto le llevó al Dr. Juan Antonio Simal, un neurocirujano con experiencia en cordomas del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia (España). A pesar de que el tumor de José estaba situado en una arteria importante del tronco encefálico, el Dr. Simal pudo extirparlo en su totalidad.

Para José, la parte más difícil del viaje del cordoma tuvo lugar inmediatamente después de la operación. "Hacía poco que estaba en la cima del mundo, rodeado de decenas de miles de personas que me aclamaban. Ahora, estaba despierto solo por la noche en una cama de hospital, sin poder moverme ni hacer nada sin ayuda durante días y días", dice.

José atribuye a Amy el haberle hecho más llevadera esa etapa. "Compartíamos el sentido del humor incluso en los momentos más duros de esa estancia en el hospital", dice.

"Creo que a veces estas situaciones son más difíciles para los cuidadores que para los pacientes. La falta de control asusta y es dura. Amy me vio mal, con dolor, en la cama. Ella se ocupó de todo".

También tiene una gratitud duradera para el Dr. Simal, ahora un amigo íntimo. Como parte de su práctica quirúrgica, el Dr. Simal trabaja en el desarrollo de avances destinados a reducir el riesgo de fugas de líquido cefalorraquídeo, una complicación frecuente en pacientes con cordoma de base del cráneo.

"Él y su equipo fueron increíbles. Nunca he conocido a nadie como él", dice José.

Tras su estancia en el hospital, José se sometió a un régimen de dos meses de terapia de protones en París. "Estar conectado a la máquina mediante una máscara me dio un poco de pánico", dice, "pero el equipo de tratamiento fue muy amable y me ayudó a sentirme cómodo. Después de la primera, no fue tan malo como me temía".

Amy y el perro de la pareja, Simba, se quedaron en Francia con José, lo que supuso una grata distracción de sus tratamientos de radiación. Incluso pudieron llevar a su sobrino al viaje a Disneyland París que se había cancelado al inicio de los síntomas de José.

"Durante todo ese tiempo, y desde entonces, Amy lo ha sido todo para mí. Para algunas personas, este tipo de cosas pueden destrozarte. Pero en realidad hizo más fuerte nuestra relación", dice José. "Si podemos superar esto, podemos superar cualquier cosa".

Hoy, José está sano y él y Amy están a punto de enfrentarse a otro gran reto, pero uno que les hace mucha ilusión: En agosto, darán la bienvenida a su primer bebé.

"En la vida hay momentos malos y momentos buenos. Los buenos volverán", dice José. "Puede que te toque tener mala suerte, pero puedes llegar al otro lado".

Cuéntenos su historia poco común

Contar la historia de su cordoma con sus propias palabras puede ayudar a otras personas de nuestra comunidad a sentirse más conectadas y preparadas para enfrentarse a lo que les pueda deparar el futuro. Le invitamos a compartir sus experiencias y puntos de vista con otras personas, que pueden beneficiarse de saber que no están solas.

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