Investigación
Avanzar en el descubrimiento y desarrollo de mejores tratamientos
Nuestra historia
A pesar de las grandes dificultades, la comunidad del cordoma ha impulsado un progreso prácticamente sin precedentes para un cáncer poco común. Y seguiremos avanzando hasta que todos los afectados por cordoma dispongan de los tratamientos necesarios.
Nuestra historia
En 2007, un puñado de familias afectadas por cordoma nos unimos con la convicción de que las opciones de que disponíamos no eran aceptables. Nos dimos cuenta de que, uniéndonos, tendríamos la oportunidad de crear un futuro mejor para los afectados por esta enfermedad entonces y para todos los que vinieran después.
Gracias al compromiso de pacientes, familiares, investigadores y médicos, lo que empezó como una batalla cuesta arriba ha dado lugar a un impulso alentador. Y lo que antes eran sueños lejanos, como ensayos clínicos, directrices de tratamiento y acceso a la sabiduría acumulada de otros pacientes y médicos destacados, se han hecho realidad.
Gracias a nuestras inversiones colectivas, hemos recorrido juntos un largo camino.
Imaginamos un futuro en el que todos los afectados por cordoma puedan superarlo y mantener su calidad de vida. Para hacer realidad nuestra visión, invertimos en tres áreas que se refuerzan mutuamente:
Un nivel de participación sin precedentes de la comunidad del cordoma ha sido siempre el motor clave de los nuevos descubrimientos que están cambiando las perspectivas de esta enfermedad. En los próximos años, nuestras miras están puestas en tratamientos que puedan prevenir la recidiva (o recurrencia), eliminar los tumores en lugar de sólo ralentizar su crecimiento y preservar la calidad de vida de los pacientes.
La velocidad a la que podemos alcanzar nuestros ambiciosos objetivos comunes sólo está limitada por los recursos. Afortunadamente, existen numerosas oportunidades para que cada uno de nosotros contribuya a mejorar drásticamente sus propios resultados.
Contribuir a nuestra misión
Por primera vez, existe una vía creíble para hacer del cordoma una enfermedad manejable, con tratamientos que no se limitan a ralentizar la enfermedad, sino que tienen posibilidades reales de permitir a los pacientes seguir adelante con sus vidas. Con una inversión adecuada, estos tratamientos están a años, no a décadas de distancia. Su donación acelerará la curación y dará esperanza a quienes se enfrentan hoy al cordoma.